Começo este blog com uma homenagem a Max Aub, um dos inspiradores desta ideia e autor de um livro homónimo deste deste espaço: Crimes exemplares. O outro inspirador é Thomas de Quincey, autor de O assassínio como uma das belas artes...
Soy maestro. Hace diez años que soy maestro de la Escuela Primaria de Tenacingo, Zac. Han passado muchos niños por los pupitres de mi escuela. Creo que soy un buen maestro. Lo creía hasta que salió aquel Panchito Contreras. No me hacia ningún caso, ni aprendia absolutamente nada: porque no quería. Ninguno de los castigos surtia efecto. Ni los morales, ni los corporales. Me miraba, insolente. Le rogué, le pegué. No hai mudado. Los demás niños empezaron a burlarse de mi. Perdi toda autoridad, el sueño, el apetito, hasta que un dia ya no lo pude aguantar, y para que sirviera de precedente, lo colgué del árbol del patio.